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Arquitectos: Carles Crosas, SOG design
- Área: 915 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Joan Guillamat
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Proveedores: Knauf, ASVALL, BETEC PROPAMSA, Cemento Broke, Guardian Glass, LATERLITE, Persiana Barcelona, Reiter, Tallfusta
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La reconstrucción de un caserío urbano malherido por el agua y el abandono inspira la localización de un nuevo programa colectivo y plurifuncional a través de la apertura de nuevos espacios interiores. La luz y el aire que se insertan en el edificio generan una nueva espacialidad que transforma la estructura rígida de muros de tapial y estancias oscuras.
La casa de El Mallol, de origen barroco, fue un edificio de referencia en el municipio de Sant Hipòlit de Voltregà (norte de Barcelona, con unos 3.000 habitantes) a partir del siglo XVIII por situarse en uno de los caminos de acceso al pequeño núcleo urbano. A finales del siglo XX se encontraba en un estado muy precario por su abandono, momento en que fue adquirido por un grupo inmobiliario para proceder a su derribo integral y construcción de un nuevo edificio plurifamiliar con seis viviendas y simulación de la fachada original. Afortunadamente, la crisis económica (2008) y el coraje del Ayuntamiento y los técnicos municipales, permitieron la adquisición in-extremis de la casa y su catalogación como BCIL-Bien Cultural de Interés Local.
Algunas de las decisiones principales del proyecto se fundamentan en el estudio histórico y el informe de patologías previos. Dada la falta de recursos y contando con un programa bastante funcional acotado, se optó por un principio de constricción: derribar aquellas partes no esenciales que estaban más dañadas, a tenor de reducir la superficie del edificio. Por un lado, la no reconstrucción de algunos forjados deteriorados por la filtración del agua permitía introducir aire y luz en el interior. Por el otro, la demolición del volumen adosado a la fachada principal implicaba recuperar la volumetría original del edificio: un cuerpo simétrico con cubierta a dos aguas, mejorando sustancialmente las condiciones del espacio público del entorno.
La planta del edificio ilustra una tipología singular resultante de la mezcla de la masía tradicional (aislada) y la casa barroca urbana. Al edificio original se añadió primero una galería a sur y posteriormente un ala anexa al cuadrante suroeste, que deformaba la planta rectangular original.
El proyecto arquitectónico apostó por conservar la lógica estructural y constructiva muraria para evitar la introducción de una nueva estructura porticada resistente. Consolidó aquellos elementos estructurales que lo permitieron: las paredes de tapial, en general en buen estado; las bóvedas cerámicas en las estancias de planta baja, todas diferentes y que se reforzaron interiormente; y el único forjado con vigas de madera que había caracterizado la sala más noble de la primera planta en la construcción original.